Su activación se da por instinto, por lo que no se activa de forma consciente. Es común que se presente ante las víctimas de violaciones o abuso infantil, pues en estos casos los afectados no encuentran otra forma de escape. Este mecanismo de defensa pasivo provoca una especie de anestesia emocional y parálisis física ante la situación traumática durante lo que se llama episodio disociativo.
Cabe mencionar que la disociación no es un mecanismo de defensa exclusivo de los seres humanos, sino que también se presenta en algunos animales de forma innata, quienes lo utilizan para disuadir a los depredadores de sus ataques. Por ello, la disociación puede percibirse como la reacción de la mente cuando ésta no quiere estar en el cuerpo.